Hace un tiempo recibí un mail del Ministerio de Desarrollo Social, del programa Elige Vivir Sano, para invitarme como expositora a un Congreso Internacional de Ambientes Escolares Sustentables: un marco para promover acciones efectivas. ¿Cómo dieron conmigo? -fue la primera pregunta que me surgió- la respuesta, a través de la revisión de artículos científicos en temas relacionados con los ejes del congreso.
Cuando vino el día de mi presentación, comencé diciendo lo siguiente: "Para una mujer, científica y de región llegar a este espacio es prácticamente imposible", y me olvidé señalar que desde las ciencias sociales es aún más difícil. Sentí gran satisfacción al tener la oportunidad de visibilizar un tema tan importante como el estigma de peso en espacios educativos, la audiencia del congreso estuvo conformada principalmente por profesionales del área de la nutrición y de la pedagogía, en general personas vinculadas a la salud y la educación de infancia y adolescencia, además de gestores políticos vinculados a distintas iniciativas como Elige Vivir Sano.
Durante la jornada, desde la misma audiencia se cuestionó el protocolo que les obliga a medir IMC en los establecimientos educacionales, ¿por qué?, porque se hace de manera regular, en público, no es un indicador que se trabaje a lo largo del año, y más importante aún, porque observan la vergüenza e incomodidad en niños, niñas y adolescentes, entonces ¿para qué seguir haciéndolo? afortunadamente en la presentación que hice incluí muchos argumentos que demuestran lo innecesario que es, y además expliqué los motivos por los cuales incluso es un riesgo para la salud seguir haciéndolo.
Siempre he creído que la evidencia debe ser comunicada en todos los espacios posibles, ya que por una parte permite acercar el conocimiento a las personas y por otra parte, permite poner a disposición de quienes toman las decisiones información que es clave. Los resultados de los estudios deben estar a la base de la toma de decisiones y también debe conducir nuestra política pública, me da esperanza ver que quienes pertenecen al programa Elige Vivir Sano están pensando en actividades como esta que acercan la ciencia a los equipos profesionales y además están tomando nota respecto de cómo hay aspectos que se pueden mejorar.
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